El rol del colegio no es desaprobar o "jalar de año" a los alumnos.
Los alumnos asisten a los colegios obligados por la ley para desarrollar su educación básica. ¿Por qué? Porque el estado considera su obligación crear las condiciones para que niños y adolescentes vivan experiencias formativas institucionalizadas que les permita formarse como ciudadanos competentes para el mundo en el que les toca vivir. Contrata profesionales docentes para que cumplan el rol de "enseñantes" de modo que los alumnos aprendan lo esperado para cada grado.
¿Pero qué resulta cuando un alumno no aprende? Inclusive desde los primeros grados de primaria, le echan la culpa por no aprender, dando mil justificativos exculpatorios como “el alumno no se esfuerza”, “la familia no colabora”, “tiene problemas en casa” y similares. Jamás escuché decir que “el sistema equivoca su enfoque educativo” o “los profesores son incompetentes en su rol”.
¿Quién es la víctima? El estudiante, al que desaprueban en las áreas y a fin de año es aplazado y debe repetir el grado. ¿Qué pasa con el sistema educativo o los profesores que no han sabido cumplir su rol? Nada. Sigue tal cual. El mensaje es que el estudiante o la familia vean qué hacen para que aprenda.
Suena totalmente absurdo. Es más, la sola desaprobación de las áreas o inclusive la repitencia de año no va a corregir por sí sola la incapacidad del estudiante de rendir mejor, si es que no hay una intervención remedial por parte del colegio. Y si se requiere esa intervención remedial ¿por qué esperar a que salga desaprobado o aplazado?
Suena totalmente absurdo. Es más, la sola desaprobación de las áreas o inclusive la repitencia de año no va a corregir por sí sola la incapacidad del estudiante de rendir mejor, si es que no hay una intervención remedial por parte del colegio. Y si se requiere esa intervención remedial ¿por qué esperar a que salga desaprobado o aplazado?
Todas las evidencias que hay sobre la repitencia escolar corroboran que en la gran mayoría de los casos el repitente está luego peor que en su grupo original, porque además de no aprender automáticamente lo que le falta con la sola repitencia, tiene que pasar la vergüenza de dicha repitencia, el desarraigo social, el golpe a su autoestima, los castigos, etc.
El Ministerio de Educación ha prepublicado una norma que modifica los criterios para aplazar a un alumno para que sean solamente las situaciones más graves las que ameriten tal repitencia, lo cual tiene mucho sentido. Además, compromete más a los colegios para que el equipo docente acompañe a los estudiantes con dificultades de modo que tengan más oportunidades y estrategias alternativas para lograr que se nivelen respecto al desempeño esperado.
Es un paso adelante que en mi opinión hay que aplaudir. El Ministerio de Educación (a través de las normas que produce) y los docentes (a través de su trabajo con los alumnos) tienen que asumir mayores responsabilidades para ayudar a los estudiantes a salir adelante y no condenarlos a la invalidez escolar permanente con medidas como la repitencia escolar.
Finalmente, si un estudiante avanza con su cohorte y no ha logrado los logros esperados en algunas áreas en algunos grados, el día que quiera acceder a la educación superior tendrá que hacer esfuerzos adicionales para subsanar los vacíos faltantes. Pero no habrá sido el colegio la institución que lo estigmatizará ni colocará diques en el camino al desarrollo personal y social que corresponde a su grupo etáreo.
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